El pasado viernes primero de noviembre cumplieron un año los 18 gobiernos municipales de Sinaloa, y en todos, quizá con la excepción de Navolato y Angostura, el estado de las cosas no ha evolucionado positivamente al extremo que los principales, Ahome, Culiacán y Mazatlán, se han distinguido por ser auténticos fracasos, tanto que si existiera un marco legal apropiado, sus presidentes ya hubieran sido removidos y sometidos a juicios diversos.
Ni el “Químico” Benítez, ni Jesús Estrada Ferreiro, quizá el que menos, Billy Chapman han pasado la prueba y están reprobados en sus gestiones que se han distinguido por la nota cotidiana de la controversia, la omisión y hasta la estulticia en algunas ocasiones, tanto que en ninguno de los tres municipios goza alguno de ellos del respaldo de su sociedad.
Ninguno de los tres está bien visto y todos han agotado el respaldo y confianza que les brindó la ciudadanía tan abrumadoramente, resultando un fiasco sus gestiones, tanto que han acarreado al partido MORENA, que les postuló, un enorme desgaste que al día de hoy según encuestas, su intención del voto del 69 por ciento que obtuvieron el 1° de julio de 2018 en Sinaloa, hoy se encuentra en el 25 por ciento, es decir que han sufrido una caída del 64 por ciento, una catástrofe política para cualquiera.
Hablar del ejercicio del gobierno municipal de MORENA, sobre todo en las tres grandes ciudades de Sinaloa, es un rotundo fracaso, tan grande que parecen imposibles de recuperar en los dos años que restan de gestiones.
Y peor aún resulta su futuro si se consideran tres cosas: la crisis de AMLO, el presupuesto federal y las elecciones de 2021, que inician en enero del 2020.
Respecto a la crisis de AMLO, lo que sí dijo desde su inicio que desarrollaba un discurso a la división y polarización política, al parecer ya es un hecho consumado con su pleito con los periodistas y medios de comunicación por un lado, y por el otro la confrontación que ya inició con un sector del ejército, crisis que lo va a entrampar aún más junto a los desatinos iniciales de su gestión.
El presupuesto federal es el reflejo quizá de esa crisis, además de que el amlovismo ha considerado siempre que los estados y municipios debieran cumplir su base tributaria con impuestos y más cobros de derechos, para que eleven sus ingresos y no han considerad modificar la ley de coordinación fiscal para darle más participaciones a estados y municipios y tener un gobierno federal menos centralista y acaparador de ingresos fiscales. El incremento de 20 mil millones para distribuir en los más de 2 mil 600 municipios del país aún resulta poco.
Y el hecho de que las elecciones del 2021 sean en junio, los tiempos se acortan y restan cinco meses a la gestión municipal, por lo que los enredos internos de MORENA y el acoso de los otros partidos les harán la vida más complicada a los presidentes municipales, agregándole que al parecer no han aprendido aún. Qué lástima.