Llegó el pasado 10 de diciembre, en el 71 aniversario de la firma de la carta internacional de los derechos humanos, y aquí, el jueves 12, día de la virgen de Guadalupe, por fin la Comisión Estatal de los Derechos Humanos se atrevía a intentar callar tanto desatino de los presidentes municipales de Culiacán y Mazatlán, escapándosele quién sabe por qué el más locuaz de todos, el de Ahome, Billy Chapman.
Como decía mi madre, es una resolución que tardó, cuando “la pedían a gritos” el “Químico” Benítez y Jesús Estrada Ferreiro, quienes con una ignorancia agreden a los periodistas en sus más elementales derechos profesionales y hasta individuales respecto a sus libertades.
Ambos, Jesús Estrada y el “Químico”, tienen un común denominador; a ambos los distingue la soberbia, la petulancia y la ignorancia. Además de considerarse íntimos del presidente de la República, que como en otros tiempos consideran un escudo de inmunidad e impunidad.
Billy Chapman ya carga sobre sus hombros un fallo del tribunal estatal electoral por lesionar los derechos políticos de la síndica procuradora Angelina Valenzuela y seguramente caerán sobre él otros fallos, que no sé por qué, si hace meses también fue denunciado en la Comisión Estatal de Derechos Humanos, este no corre la misma suerte que Estrada y Benítez.
Al parecer el caso de Culiacán es un caso muy especial, a quien consideraba que necesitaba ayuda de todos, pero ni eso. No quiere que nadie le observe nada, lo contradiga o lo critique, enfrentando al que se atreva como si hubiera una campaña en su contra, cuando él parece ser su peor enemigo.
El “Químico” Benítez por su parte, allá en Mazatlán, ha arremetido contra la mayoría de sus funcionarios y hasta los empleados de algunos al grado que los ha despedido, y como sus pares de Ahome y Culiacán, ha arremetido contra la síndica procuradora de Mazatlán, como si ella fuera su peor enemiga y no su principal aliada contra las irregularidades, desviaciones, y hasta del erario público, salvo que el principal problema en ese renglón sea él mismo.
Ya va a ser año y medio desde que fueron electos y supieron las responsabilidades que adquirieron al tomar protesta y pareciera que no se han dado cuenta de a qué silla se fueron a sentar. Al parecer aún no saben que son los presidentes municipales.
Es cierto que daña a su partido MORENA, al movimiento de la 4T y al mismo AMLO, que presumen de gran amigo, pero más daño le provocan a la sociedad en general con su incompetencia, ya no se diga a los que votaron por ellos, que seguramente se creen traicionados y doblemente agraviados.
No cabe duda que estos políticos, hoy en esas presidencias municipales, están como el “churrero de Guamúchil”, quien dos veces se sacó la lotería y siempre terminó vendiendo churros. Aunque estos pueden ir a la cárcel si cometen ilícitos, que para allá apuntan.