Culiacán, Sinaloa.- Este viernes el escritor José Luis López Arciniega presentó su libro «La presencia de la Escuela Normal Rural de Jalisco, Nayarit, en Sinaloa», en las instalaciones del Centro Sinaloa de las Artes «Centenario», y tuvo como invitado de honor al Gobernador Rubén Rocha Moya.
«En principio es importante señalar que las normales rurales surgen para atender las necesidades educativas de un México eminentemente rural, que para esa época rebasaba el 75 por ciento de población campesina. Igualmente importa tener en cuenta que para 1910, México registraba un funesto 74 por ciento de población analfabeta que vivía en la miseria y la explotación sempiterna y que fuera la causa principal del estallido del movimiento armado en ese mismo año, de ahí que prácticamente la totalidad de nuestra gente en el campo no sabían leer ni escribir. En ese contexto totalmente adverso para la cultura y la educación nacionales, es que surgieron en 1922, las escuelas normales rurales», señaló el Gobernador.
López Arciniega agradeció la cortesía que le brindó el mandatario estatal al acudir a comentar su obra, destacando además el profundo conocimiento de Rocha Moya sobre el verdadero impacto de los planteles normalistas en la realidad educativa actual y el aporte de los egresados en la educación sinaloense.
«Nosotros, los egresados de la normal de Jalisco, nos entregamos sin dilación alguna a sumarnos al esfuerzo de los maestros egresados de otras normales rurales a llevar la educación a los lugares más apartados de la geografía sinaloense, encontrando siempre el apoyo y la comprensión de los habitantes de las comunidades marginadas y juntos, hemos logrado participar en el desarrollo del Estado de Sinaloa», consideró el autor de la obra.
Finalmente, el comentarista principal de la obra, Arturo Gutiérrez Olvera, enfatizó el beneficio recibido por un amplio número de sinaloenses que se formaron en sus aulas, desde 1930 y hasta el año de 1969, cuando que fue cerrada durante el gobierno del ex presidente Gustavo Díaz Ordaz, recordando que los egresados asentados en Sinaloa no olvidan su origen educativo social, la formación pedagógica e ideológica recibida y que les sirvió para afrontar diversos problemas en sus respectivas comunidades, apoyándose sólo en sus propios recursos.