Para el Dr. Héctor Muñoz Escobar y toda su familia, les enviamos un abrazo de solidaridad ante el doloroso trance por el que atraviesan por la muerte de su hermano Francisco. Descanse en paz.
Y un triste adiós al buen amigo «Chiri» Vega, que falleció el pasado sábado, un abrazo para su familia. Descanse en paz.
Hace ya casi dos semanas que escribí un artículo en este espacio, titulado “Desarrollo en crisis”, donde en el primer párrafo sintetizo mi visión del desarrollo de Sinaloa en el nuevo gobierno que encabezará Rubén Rocha Moya y que, en pocas palabras, concluyo que el futuro para Sinaloa es muy incierto.
Ahí escribí:
“Pensar en gobernar sin contar con ingresos fiscales suficientes y sin perspectivas de proyectos de gran inversión, no solo financiera, sino también detonadores de otras más, en el contexto de una economía globalizada, un TEMEC prioritariamente enfocado a la industria manufacturera complementaria de la industria estadounidense, y obligando a México a desarrollar el sur – sureste del país en la lógica geopolítica de controlar Centroamérica y regular los flujos migratorios hacia el norte, es dejar con muy pocas perspectivas a un estado como Sinaloa.
Cómo también creer que con las presas Santa María y Picachos vamos a competir con los estados fronterizos como Baja California, Sonora y Chihuahua, por ser los más cercanos, a estas alturas ya es un absurdo cuando se han convertido en gigantes de la manufactura y los maquiladores de México, al grado que entre los tres suman más de cien mil millones de dólares en sus volúmenes de exportaciones a los Estados Unidos, el 25% del total que exporta México, y a quienes, primero por el programa de desarrollo de las zonas fronterizas de los años setentas del siglo pasado, como por lo que ahora hace el gobierno de AMLO, que les otorga mayores prerrogativas salariales al elevar el salario mínimo en un 40% y disminuirles el pago de IVA e ISR en un 50%, elevando la competitividad de las empresas de esos estados y su capacidad de atracción para la inversión foránea y extranjera.
Sinaloa está atrapada por el norte y por el sur, pareciera que su ciclo de reinversión y reconversión productiva están agotados, y que desarrollar proyectos que modifiquen ese horizonte parece muy complicado, al grado que las esperanzas parece que solo están llenas de ilusiones y buenos deseos.”
La conclusión es fatal “… las esperanzas parece que solo están llenas de ilusiones y buenos deseos”, producto de no visualizar una puerta y un camino para transitar una ruta diferente, conclusión que la reciente reunión de gobernadores electos del noroeste de México (Baja California, Sonora, Baja California Sur, Nayarit y Sinaloa), celebrada el pasado 6 de julio en Hermosillo, Sonora, la han puesto en duda y nos brinda elementos que dan esperanza de algo mejor.
Para empezar, me parece que los temas y conclusiones de dicha reunión de gobernadores electos son premisas para pensar que sí es posible para Sinaloa un horizonte más esperanzador.
El enfoque de pensar más en la complementariedad y colaboración de las potencialidades de cada estado, por encima de la competencia y la disputa, resulta harto razonable, constructivo y mucho más convincente para cualquier proyecto económico que se pretenda en cada entidad.
La idea de crear una “alianza del Pacífico”, para transformar el noroeste mexicano, es esa visión que rompe con el localismo de cada estado y proporciona ese nuevo enfoque mediante proyectos en común, como se señaló en la reunión, que permita “una mayor eficacia de los recursos financieros y humanos”, a lo que yo agregaría la complementariedad y colaboración que infiere este enfoque de integralidad regional que encierra dicha alianza.
Las propuestas iniciales de dicha reunión de gobernadores electos son prometedoras, y proporcionan aliento a la sociedad sinaloense porque aporta un enfoque de trabajo estructural, profundo y de largo plazo, que le da a la “alianza del Pacífico” un soporte estratégico para todos los gobiernos estatales y para el gobierno de la república, un enfoque plausible de reproducir en todas las regiones del país y que le ayude al gobierno federal a presentar un plan de desarrollo nacional que transite del cliché a la realidad socioeconómica e histórica de nuestro país.
Yo no sé si la lógica del proyecto de la “alianza del Pacífico” sea esa, pero como sea toca el enfoque de gobierno necesario para el país, que le da sentido a una república integradora y dinámica, que seguramente obligará a pensar en qué hacer por todos y para todos. Mañana seguimos.