Quién sabe si el PAN y el PRD estén de acuerdo con lo que viene haciendo el PRI, que está rebasando los límites y jugando con fuego con la legalidad y legitimidad de la elección, al realizar las burdas maniobras antidemocráticas y corruptas de antaño en aras de subirse a la competencia contra Morena y el PAS y, si se puede, dar el campanazo de llevarse la elección “y después averiguamos”, porque eso es pasarse de la raya.
La desesperación del PRI ya rebasó los límites y está pisando terreno fangoso que lo puede hundir. Si recurrir a los hombres más ricos de Sinaloa, sacándolos de sus zonas de confort y metiéndolos en la confrontación con el Gobierno de la República, como el sacar del retiro a viejos liderazgos del PAN para ser exhibidas, las investigaciones de la DEA en el caso de Heriberto Félix Guerra, son algo de llamar la atención.
Como también lo es echar mano de todas las cartas posibles que se salieron del juego en la selección de candidatos de Morena, para convertirse en monedas de cambio con su apoyo a Mario Zamora y el PRI, lo mismo que intentar con algunas casas encuestadoras y medios nacionales, crear el espectro de que el candidato del PRI se ha venido recuperando de la diferencia de dos dígitos con la que empezó su campaña respecto al candidato Rubén rocha y que ya está en la pelea por la gubernatura de Sinaloa.
Y ambas operaciones políticas pudieron considerarse legales y legítimas, quién sabe si éticas, pero lo que es inadmisible, punible por las autoridades electorales y completamente antidemocrático, es lo que se conoció esta semana de la presión, el chantaje y las amenazas en el medio de los centros de trabajo del gobierno, donde están presionando a los trabajadores para convertirlos en promotores del voto por Mario Zamora y el PRI.
Específicamente, en la UAdeO, está solicitando, por cada empleado y maestro, diez nombres de personas que cada trabajador deberá llevar a votar a favor del PRI.