Habrá quien diga que sí, partiendo de la militancia partidista de muchos funcionarios, mayoritariamente de MORENA, enseguida del PRI, luego del PAN, MC y quizás algún desbalagado del PAS que hayan dejado por ahí los rochistas.
O simplemente que no, porque si bien es cierto el origen partidario en la integración del gobierno es un elemento, hay otros factores que son indicadores quizás más importantes que esa militancia política, como lo es el funcionamiento del gobierno en relación al conjunto de partidos políticos, es decir, si el gobernador se reúne y discute con líderes o representantes de ellos el quehacer del gobierno, o que se establezca un plan de reuniones con sectores diversos a su sector, como lo serían también las reuniones cada tanto tiempo con el pleno de presidentes municipales para intercambiar visiones sobre el acontecer de los municipios, regiones o problemas específicos que les son comunes.
Es decir, recoger las opiniones de la diversidad de todo, de tal manera que se dote el gobierno de una visión multicolor y de las actitudes propositivas que se tienen sobre cada uno de los problemas.
Es una práctica gubernamental que, en el pasado, cuando más se desarrolló fue en el gobierno de Renato Vega (1995) cuando se organizó un proceso de reforma político electoral que encabezaron todos los partidos y el gobierno estatal, realizando foros plurales en todos los municipios, de donde surgió la ley electoral previa a la de 2014.
También hubo visos de esa pluralidad en el gobierno de Juan S. Millán cuando Heriberto Félix Guerra fue el secretario de economía, y al concluir su gobierno sería el principal opositor al encabezar al PAN en 2004 para la gubernatura del estado.
Cuando se estuvo más cerca de alcanzar un auténtico gobierno plural, en todos los sentidos, fue cuando ganó Mario López Valdez, quien encabezó una coalición opositora al PRI y su gabinete lo constituyeron panistas, priistas, perredistas y del PT, pero lamentablemente de inmediato se transformó en el gobierno de un solo hombre, cuando el gobernador subordinó a todos los partidos de la coalición electoral y estos fueron incapaces, o no quisieron, de luchar por un gobierno de coalición donde los partidos opinaran y discutieran sobre el gobierno.
Fue una lamentable experiencia, desperdiciando en ese sentido que no debiera repetirse ahora, cuando de nuevo están todas las condiciones para que el gobierno desarrolle una práctica incluyente en la dirección del gobierno con partidos, intelectuales, empresarios, productores, religiosos, jóvenes, mujeres y, de manera especial, de gente con experiencia en esfuerzos con los marginados.
Hay mucha gente que puede ayudar al gobierno de MORENA y Rubén Rocha, por lo que sería muy recomendable eludir tanto conflicto político que crea desconfianza e inseguridad en él.
No es nada fácil avanzar en un esfuerzo de este tipo, que debieran iniciar los funcionarios del gobierno desde dentro, sin miedo a que los corran y el gobernador tener la sensibilidad de aguantar.