Agradezco de sobremanera la invitación del equipo de ReflectoresMX para colaborar como columnista en este nuevo proyecto periodístico.
Es para mí un honor iniciar una nueva faceta en mi vida. Es para mi también, ya un nuevo reto. Esperaré con mucho gusto los comentarios, sugerencias y críticas de todos mis amigos.
Empecemos…
Habemos muchos mexicanos que no sólo luchamos, sino que también soñamos con un cambio en lo político, en lo social y en lo económico.
Ya lo experimentamos en el 2000, pero sólo fue un cambio de partido, pues en lo demás no hubo señales claras.
Ya lo vivimos de nuevo en el 2018. Se propuso una transformación. Yo estoy de acuerdo con ello. Mi formación personal, social y profesional, pues he sido de izquierda.
Pero una cosa es la mayoría y otra los consensos.
Las transformaciones son positivas, o negativas, ahí está el detalle. Así se ilustra en la obra de Frank Kafka en su relato llamado “La metamorfosis”.
Los que le apostamos al cambio, no queremos un cambio de gobierno, queremos un cambio de régimen político, social y económico.
Deseamos que este país que viene de una “dictadura perfecta”, se transformen las estructuras de fondo, eso es, cambio de políticas públicas, legislación, voluntad política y visión moderna.
Ya otras democracias nacientes, sobre todo los que llegaron al escenario después de dictaduras en Latinoamérica han demostrado destellos de ese cambio.
Lo han demostrado con la implementación de la justicia transicional… es decir los mexicanos necesitamos, al menos saber, que sucedió con los desaparecidos políticos de los 70s y de los demás casos de corrupción e impunidad.
En el tema económico es necesario reconocer que el neoliberalismo en nuestro país, no funcionó y que la esencia de generar riqueza por particulares para distribuirse justamente fue una farsa que generó más pobreza.
Dos problemas tajantes nos ensombrecen… la pobreza y la ¡inseguridad!
No servirán más policías, más armamento, ni el intento fallido de una Guardia Nacional que nació cuestionada sino va aparejada de otros tipos de políticas públicas.
Lo que nos urge en este país es voltear hacia el cumplimiento de los derechos humanos de carácter social.
Si en México viéramos a estos derechos como una garantía y no cómo unos derechos progresivos los cuales dependen de las posibilidades financieras del estado, otra cosa sería.
Cuando a una persona se le asegure el acceso a la salud a la educación, vivienda, alimentación, trabajo y salario digno, al menos estaríamos en otro mundo.
Mientras eso no suceda la realidad nos seguirá abofeteando en temas como desaparecidos, feminicidios, desplazados por la violencia, entre otros.
Seguimos apostando por un cambio real, pero la reversa también es cambio, y una transformación puede ser positiva o negativa.
¡Yo seguiré soñando! Quiero un México mejor.