¿Y ahora qué?

    El nubarrón de ayer que provoco el miedo de la sociedad y la suspensión de toda actividad se calcula que cuesta 200 millones de pesos.

    No cabe duda que la estrategia nacional de seguridad de “abrazos, no balazos” ha sido un rotundo fracaso del Gobierno Federal y no sólo eso, también de los gobiernos estatales y municipales envueltos en esa infame 4T, convertida en un discurso para todo y para nada, que rompió las cadenas de mando, las funciones específicas de cada institución policiaca y nadie atiende la inseguridad, porque así ocurre siempre cuando el trabajo se tiene que hacer nadie se hace responsable y hasta en cómplice se convierte.

    Lamentablemente las policías estatales y municipales, ya tienen más de una década que poco a poco han venido en deterioro por ese abandono y en la incompetencia del gobierno federal, viniéndola ahora a rematar con su estrategia de “abrazos, no balazos”, que traducido al buen cristiano, “es dejar hacer, dejar pasar”.

    Estamos ante un rotundo fracaso y los casi 200 mil muertos y más de 50 mil desaparecidos, son testimonio fehaciente del mismo, fracaso que representa el mayor reto para el gobierno que llega, representando una verdadera crisis de inseguridad pública, que se eslabona con las plausibles reacciones si se aprueban las reformas al poder judicial, junto con la de salud y explotar una crisis financiera, son “un caldo de cultivo” ideal para que la inseguridad y la violencia escalen a tal grado que los “culiacanazos” se multipliquen y repliquen en otras ciudades del país, situación que sería fatal por el poder que ya tiene al crimen organizado, la debilidad de la seguridad del estado y las condiciones para que acumulen más poder.

    Y resulta curioso este escenario, porque si hay una demanda social que une en este momento a la sociedad, son las crisis de inseguridad y la de salud, por lo que imagine usted lo que puede ocurrir si la otra crisis estallan, como seria, el conflicto económico con Estados Unidos y Canadá, y la crisis financiera que ocurriría, la violencia y la inseguridad no sería prioridad, lo que significaría otro sexenio más perdido y quien sabe si por entonces ya tuviera solución.

    Hubo alguien a quien escuche que lo más adecuado sería aplicar la solución que aplico el presidente de El Salvador, Nayib Bukele, en contra de las “maras salvatruchas”, que ya asolaban al “pulgarcito de América”, como se conoce también a El Salvador, por su tamaño, a lo que respondí que cada país tiene sus conflictos, su especificidad y recetas no hay, pero soluciones si existen lo que es cuestión de aplicar toda la voluntad para generarlas y aplicarlas. Lo que demostró el presidente Nayib Bukele, es que ellos encontraron su solución que le está funcionando cuando han abatido la criminalidad en un ochenta por ciento, pero México necesita que el gobierno de Claudia Sheinbaum primero rompa con el fracaso de “abrazos y no balazos” y empiece a trabajar en algo eficaz, sin mentiras, ni simulaciones y menos complicidades.

    Mientras eso llega, en Sinaloa seguiremos viviendo en la zozobra e incertidumbre ante lo que el gobierno de Rubén Rocha no puede hacer nada aunque quisiera, y no puede, por estar rebasado y no tiene instrumentos estatales ni federales y si a eso le sumamos la desubicación del gobierno en sus prioridades a desarrollar, pues la cosa esta peor, porque lo poco que decide y hace, es perseguir a la UAS y sus autoridades como el “negro” del barrio y no tuviera otro oficio.

    Pero el nubarrón de ayer que provoco además del miedo de la sociedad, la suspensión de toda actividad que ya han calculado los comerciantes que cada día de estos les cuesta la friolera de 200 millones de pesos y ya van varios días. En fin.

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