Después del inicio de su gobierno el 1 de diciembre de 2018, el presidente Andrés Manuel López Obrador ha manejado en el discurso, en la vida pública y en política, una confrontación entre la ciudadanía.
Creemos que una de las maneras cómo se ha manejado, es que el presidente utiliza cualquier momento y lugar para mandar mensajes de división y confrontación. Desde el bautizar a los contrarios a su forma de pensar o adversarios políticos como “fifis”, hasta descalificar a reporteros, columnistas o medios de información.
Este lenguaje despectivo, negativo y de polarización le ha servido para posesionarse con el ciudadano resentido, que desea la igualdad a su condición económica o política, sin importar el daño o el retroceso de la otra persona Es decir, nadie puede ser, tener o representar más que yo, “todos debemos de estar en el mismo lugar».
En primera instancia, la bandera del obradorismo es la confrontación y la bandera de su gobierno y la 4T, es el populismo. El primer ejemplo de ello fue la consulta popular para decidir sí el nuevo aeropuerto internacional de Texcoco se llevaba a cabo. El Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM) en el año de 2018 movió 47 millones 700 mil 547 pasajeros, algo así como 130 mil personas diariamente.
En la consulta ciudadana donde se decidiría si se construía un nuevo aeropuerto -que en su primer año de funcionamiento daría servicio a 65 millones de pasajeros-, votaron 1 millón 67 mil 859 ciudadanos. De he ahí la magnitud de una consulta populista que no representó ni siquiera el 1% de los ciudadanos de este país, además de perder una obra autosustentable y autofinanciable. El presidente mandó un mensaje muy negativo hacia las inversiones privadas internaciones y nacionales.
Los líderes democráticos de nuestro tiempo señalan que “hay actores políticos que recurren al populismo y a la demagogia, vendiendo en respuestas muy fáciles las eventuales soluciones a los problemas que enfrenta el mundo hoy, lo cual no es así de simple ni así de sencillo. Levar las riendas de un país, asumirla responsabilidad de gobernar, es algo más que dar respuestas sencillas, es complejo y difícil”.
El expresidente de Estados Unidos Barack Obama una vez comentó: Creo que los líderes democráticos tienen un punto, que es que a veces hay soluciones simples allá afuera, pero he sido presidente por 7 años y medio y es muy raro que eso se logre».
«En una economía global no existen soluciones fáciles. Hay muchos atajos para hacer que los ciudadanos tengan mejores condiciones de vida, pero toman tiempo. Alguien que nos ofrece la etiqueta de nosotros contra ellos o que dice vamos a cambiar con promesas de la noche a la mañana, solo son un engaño o mentira más de los líderes llamados populistas”.
Los populismos contemporáneos, de izquierda y de derecha, se han caracterizado por confrontarse con instituciones mediático-periodísticas establecidas, en nuestro caso López Obrador ha tomado contra el periódico Reforma, porque según él, este medio de información tiene un claro propósito de atacarlo a él y su gobierno, además –dice él- representa a los gobiernos y regímenes “neoliberales”.
En la comunicación política de los liderazgos populistas, esto se refleja en cuestionamientos públicos sostenidos, a través de dispositivos de comunicación directa, a medios y/o periodismo, como parte o expresión de una élite opuesta al pueblo, esto lo hemos visto una y otra vez cuando el primer mandatario de nuestro país señala a reporteros o investigadores críticos a su persona o gobierno, como por ejemplo lo ha sido con Carlos Loret de Mola, Joaquín López Doriga, Víctor Trujillo (Brozo) y Denisse Dreser.
El miedo que López Obrador ha metido al empresario es parecido al que Chávez indujo a los empresarios venezolanos con su grito de guerra populista “exprópiese”, sin embargo, el presidente de México no llega al “exprópiese”, mejor que eso, es la amenaza que haces con la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) que maneja señalando con su dedo flamígero con los que él cree son sus enemigos y los declara enemigos de su régimen.
Hay miles de personas aterradas por la justicia que imparte el mandatario, donde fustiga, agrede y amenaza a los emisarios del pasado, neoliberales, y todos aquellos que están en desacuerdo con sus políticas públicas y gobierno, hacia ellos van las baterías coercitivas del gobierno.
Si eso les sucede son tratados como «apestados», son abandonados por todos, el cambio de la ley le permite a la UIF congelar tus cuentas y tus bienes si “creen” que has cometido un delito. Las nuevas leyes aprobadas por los legisladores de MORENA permiten el atropello de los ciudadanos sin necesidad que se inicie un proceso o haya pruebas.
La presunción de inocencia ha desaparecido para dar cabida a la idea de la culpabilidad. Si además de eso fuiste capaz de atentar contra su movimiento, fuiste oposición o has luchado contra él o su grupo, todo lo que hagas lleva sospechosismo –como dijo el clásico- y todos tus actos, cuales fueren llevan el delito de corrupción, o es permitido los llamen corruptos. Por el contrario si has apoyado, luchado por su proyecto, o eres gente de su grupo hagas lo que hagas tendrás el manto protector de su honestidad valiente, serás tratado como héroe y el dinero que antes podría ser acusado de corrupción, se convertirá en un santiamén en “aportaciones” para su movimiento –como paso con los millones que le dieron a su hermano Pio López Obrador, lo cual quedo para la posteridad grabado en un video- y estarás limpio de polvo y paja, gracias al perdón del absolvedor de pecados y presidente de México.
Todo esto apenas es el inicio de un populismo más agresivo, del cual seremos testigos en estos tiempos de campañas políticas, si los aires se empiezan a sentir donde los números no se le empiecen a dar a la 4T. Veremos a un Congreso trabajando en dejar leyes que sean populistas y protejan más al presidente pero sobre todo que le den más poder, blindándolo para un Poder Legislativo hostil a él. Pero si los vientos traen aires de que su partido MORENA pueda seguir como mayoría en el Congreso de la Unión, prepárense para un segundo periodo de tres años donde se fijen los cimientos de un populismo cercano a lo que sucedió en Bolivia con Evo Morales y a la Venezuela de Hugo Chávez, pero eso no sería lo peor, tendría un Congreso abyecto y entregado a lo que sería el inicio del proyecto de reelección de Andrés Manuel.
«No me preocupa el grito de los violentos, de los corruptos, de los deshonestos, de los sin ética. Lo que más me preocupa es el silencio de los buenos».
Martin Luther King Jr.