Alfonso G. Calderón, el primer gobernador obrero de Sinaloa

    Alfonso G. Calderón nació en una casita de origen humilde, en el rancho de Calabacillas, Chihuahua, el 19 de septiembre de 1913. Ese año, se había producido la decena trágica, en la Ciudad de México, que tuvo por objeto derrocar al Presidente Francisco I. Madero, auspiciado por el Embajador de Estados Unidos, Henry Lane Wilson y que llevó al poder al usurpador Victoriano Huerta. Por eso, se levantó en armas, el gobernador de Coahuila, Don Venustiano Carranza, el 26 de marzo de 1913, con el Plan de Guadalupe, para luchar contra la usurpación y regresar a la senda de la constitucionalidad. Por eso su ejército se llamó “Constitucionalista”.

    Ese era el entorno nacional, durante el nacimiento de Alfonso G. Calderón. Sus padres se trasladaron al mineral de San José de Gracia. Ahí laboraba el padre de Don Alfonso. Cuando tenía la edad de siete años, en 1920, nuevamente se mudaron sus padres a la ciudad de Los Mochis, sede del importante ingenio azucarero de la United Sugar Company, propiedad del estadounidense Benjamín Francis Johnston. Por eso Calderón en sus discursos de campaña hablaba “ que bajó a la ciudad de Los Mochis a batir el lodo, con los pies descalzos”. En esa ciudad polvorienta, de calles lodosas vivió el joven Alfonso G. Calderón. El ingenio era prácticamente la única fuente de empleo para los mochitecos y por ello, el joven Alfonso G. Calderón, solicitó una plaza apoyado por la SICAE y le asignaron la plaza de electricista. El organismo sindical, le brindó las primeras oportunidades a Don Alfonso y ocupó algunas carteras en la SICAE, que fue prácticamente la antecesora de la CTM en la región

    Posteriormente, con la formación de la CTM, se establecieron comités estatales y las Federaciones Regionales de Trabajadores y en Los Mochis tenía su asiento la Federación Regional de Trabajadores de la Zona Norte. Para 1949, siendo presidente de la república el Lic. Miguel Alemán, Alfonso G. Calderón es electo diputado federal. Con motivo de las elecciones de 1950, Alfonso G. Calderón, aspiró a la presidencia municipal de Ahome y para ello, fue a ver a Don Fidel Velásquez, para solicitarle su apoyo. El viejo zorro de la política mexicana, le dijo que si y que contara con el apoyo de la CTM y que en su oportunidad lo trataría con el Presidente del partido, el Gral. Rodolfo Sánchez Taboada y con el candidato a gobernador Enrique Pérez Arce.

    Pero no contaban con la oposición del gobernador Pablo Macías Valenzuela, pues Don Alfonso no era bien visto por aquel y entonces, como la Constitución Política del Estado, exigía que para ser candidato a algún puesto de elección popular, habría que ser sinaloense por nacimiento y como se sabía por parte de los adversarios de Don Alfonso, que había nacido en Calabacillas, Chihuahua, fueron al vecino estado y consiguieron el acta de nacimiento, la cual protocolizaron y se la llevaron al gobernador, con lo cual se le cayó la candidatura a Don Alfonso. Don Pablo, también le llevó la copia del acta certificada a Don Fidel Velásquez, quien al verla, montó en cólera y ello provocó un ostracismo político por varios años para Don Alfonso, pues tuvo cargos de menor relevancia. El partido postuló finalmente al líder sindical Samuel C. Castro.

    Ya en la presidencia municipal de Ahome, Samuel C. Castro, le dio a Don Alfonso una oportunidad para ser tesorero en el Ayuntamiento. Posteriormente fungió como Oficial del Registro Público de la Propiedad y ahí permaneció hasta el año de 1962, en que Leopoldo Sánchez Celis, lo rescata y lo pone en circulación nuevamente, con el apoyo de Don Fidel, a quien Sánchez Celis, convenció de darle una oportunidad y que él lo ocupaba para que fuese alcalde en Los Mochis. Samuel C. Castro lo había mantenido apartado de la política obrera, pues él era el dirigente estatal de la CTM, cosa que no le agradaba a Sánchez Celis y maniobró con Don Fidel, para que Calderón Velarde pudiese llegar a la Federación de Trabajadores de Sinaloa.

    Sánchez Celis se convirtió así, en el protector de Don Alfonso y en las elecciones federales de 1967, consigue hacer candidato a diputado federal a Calderón. Luego vendría la elección presidencial de Luis Echeverría y Don Alfonso G. Calderón, junto con el Gral. Gabriel Leyva Velázquez, fueron senadores de la república, representando a Sinaloa. Ya era gobernador de Sinaloa, el Lic. Alfredo Valdes Montoya y las relaciones entre ambos senadores y el gobernador no eran buenas, por lo que publicaron en prensa nacional desplegados en contra del gobernador Valdés Montoya, pidiendo su desafuero como gobernador del estado.

    La relación de los funcionarios de Valdes Montoya era diversa, pues por un lado el Secretario General de Gobierno, el Lic. Francisco Rodolfo Álvarez Fárber, era completamente descortés y tenía que tratar con Don Alfonso los temas relacionados con la agenda obrera y los apoyos para la CTM, aquel lo hacía esperar largas horas de antesala, en las afueras de la Secretaría de Gobierno. Yo fui testigo de tales conductas del Secretario General de Gobierno, pues, a veces visitaba el despacho de Álvarez Fárber y me encontraba a Don Alfonso, sentado en una banca de madera. Yo le acompañaba y así fuimos tejiendo una relación de amistad.

    En sentido contrario, el Jefe de Prensa y Relaciones Públicas del gobierno de Valdés Montoya, era el empresario José A. Lichter Salido, este siempre mantenía abierto los canales de comunicación y atendía los requerimientos de Don Alfonso, que eran solventados por el tesorero del estado, el Lic. Raúl Ibáñez Villegas. Para abril de 1974, prácticamente la sucesión en Sinaloa estaba resuelta, a favor del Ing. Gilberto Ruiz Almada, quien era Subsecretario de Ejecución Fiscal en la Secretaría de Hacienda, bajo la protección de su amigo, el presidente de la república Luis Echeverría Álvarez. Por el lado de la administración del Lic. Alfredo Valdes Montoya, aspiraban el Dr. J. Mariano Carlón López, quien había hecho un extraordinario papel en la presidencia Municipal de Culiacán, con la obra urbanística y el Ing. Ernesto Ortegón Cervera, ex alcalde de Mochis y Secretario del Desarrollo Económico. Obviamente también aspiraba el Senador Alfonso G. Calderón.

    En el ámbito nacional estaban muy frescos los acontecimientos del 17 de septiembre de 1973, en que perdiera la vida el empresario regiomontano, Don Eugenio Garza Sada, a manos de integrantes del grupo “ Espartaco”, una facción de la Liga 23 de Septiembre. EL grupo empresarial estaba muy molesto con el presidente Echeverría y a pesar de ello, un día después, el presidente acompañó al cortejo fúnebre en la Parroquia de “La Purísima”, permaneciendo en las afueras del templo y ya en el entierro, en el panteón “del Carmen” escuchó las acusaciones de entre la muchedumbre de “ asesino, asesino”. Echeverría abandonó el lugar, custodiado por el Estado Mayor Presidencial. Luego vendría una campaña de denostaciones  en medios periodísticos, lo que fue aprovechado por Don Fidel Velásquez, para reiterarle que no estaba solo y que la CTM estaba con él.

    Ese era el entorno de la sucesión de Valdes Montoya. Don Fidel le pidió al Secretario de Gobernación Mario Moya Palencia, una entrevista con el presidente Echeverría. Cuando Moya Palencia fue al acuerdo presidencial, el presidente de inmediato contestó que si. En la plática Don Fidel, le solicitó al presidente, la candidatura al gobierno de Sinaloa para Don Alfonso. Fue entonces que Don Alfonso acudió a las oficinas de Moya Palencia, para conocer la buena nueva, de que sería el candidato del PRI al Gobierno de Sinaloa. Por cierto, a esa audiencia Don Alfonso fue llevado en el carro de Víctor Manuel de Los Reyes. Ya al término de la audiencia, el Lic. Moya Palencia le dijo a Don Alfonso:  “ Le quiero pedir un gran favor. Estamos en deuda con Fortunato Álvarez Castro. Si no tiene inconveniente que él sea el candidato de nuestro partido a la presidencia municipal de Culiacán. Calderón le contestó de inmediato. “Descuide usted señor Secretario. Así será”.

    En efecto, era presidente del partido en Sinaloa, el Lic. Fortunato Álvarez Castro. Don Alfonso había recuperado del equipo del Ing. Gilberto Ruiz Almada, al C. P. Roberto Wong Leal y consiguió que el CEN del PRI, lo nombrara delegado del IEPES en Sinaloa, para hacerse cargo de las reuniones de trabajo con el candidato, que se celebraban en las cabeceras municipales y en las sindicaturas. La campaña fue realizada con los  integrantes del Comité Directivo Estatal, entre ellos el Lic. Jesús Manuel Viedas Esquerra, el Lic. Roberto Zavala Echavarría y el Lic. Roberto Soltero Acuña, quienes se repartieron responsabilidades para cubrir los municipios del estado. La campaña inició en Picachos, un rancho alejado en la serranía de Choix. Luego Don Alfonso visitó cada una de las sindicaturas del municipio y culminaba con una gran concentración en la cabecera municipal. Fue una manera de dialogar directamente con los pobladores y de intercambiar impresiones sobre la problemática de Sinaloa.

    Don Alfonso ganó la elección para gobernador y rindió la protesta de ley, en el cine Diana, habilitado como recinto parlamentario por la XLVIII Legislatura del Congreso del Estado. Fue el diputado Aurelio González Meza, quien en su calidad de presidente de la cámara, le tomó la protesta. Sus compañeros en esa legislatura fueron: Víctor Bodart Angulo, Melquíades Arturo Camacho, César H. Franco, Bruno Radamés García Gámez, Pedro Garfias Serna, Pedro Gastélum Castillo, Simón Jacobo Nava, Pilar Lamarque Saínz, José Luis Leyson Castro, Baldomero López Arias, Juan Rodolfo López Monroy, Berta Elisa Medina Parra, Ramón Alberto Mojardín, José Ángel Polanco Berúmen, Eleazar Robledo Sicarios, Manuel Sánchez Guerra, Federico Velarde Mellado y Gonzalo Villalobos Verdugo.

    Acompañaron a Don Alfonso en las tareas de gobierno, el Lic. Eleuterio Ríos Espinoza en la Secretaría General de Gobierno, cargo a la cual renunció para ser sustituido por el abogado nayarita y militar Marco Antonio Arroyo Camberos. En la Tesorería, nombró al C.P. Roberto Wong Leal, quien tenía como subalternos al C.P. José Luis López Uranga, al Lic. Efraín Cortés López y al C.P. Héctor Simental Beaven. En la Procuraduría General de Justicia, nombró al exsenador y Lic. Amado Estrada Rodríguez. Como Director de Educación Pública, designó al guamuchilense Jesús Manuel Ibarra Peiro y en la dirección de gobernación, designó al Lic. José de Jesús Calderón Ojeda. En la Secretaría particular, nombró Don Alfonso al Lic. Samuel Escobosa Barraza y como Secretario Auxiliar, al Lic. Carlos Noé Cota Ochoa.

    Al iniciar su gobierno, una de las preocupaciones que tenía Don Alfonso era el de la inseguridad y el alarmante armamentismo imperante en Sinaloa. Por ello solicitó al Presidente de la República el apoyo federal y la respuesta se dio enviando al Gral. José Hernández Toledo, como primer Comandante de la Fuerza de Tarea “Cóndor”, con asiento en la cabecera municipal de Badiraguato. Las tropas desfilaron por la avenida Álvaro Obregón. Comenzaba así la tarea de pacificar a Sinaloa por tantos homicidios que se cometían por parte del crimen organizado. Pronto se sintieron los efectos de la Fuerza de Tarea y los jefes del crimen organizado, abandonaron el estado para refugiarse en la Ciudad de Guadalajara, Jalisco.

    A quienes colaboramos en su campaña, Don Alfonso nos reunió en su habitación del Motel Tres Ríos y ahí nos indicó que él nos iba a cuidar y proteger. Al Lic. Jesús Manuel Viedas Ezquerra, lo nombró Oficial Mayor de Gobierno; al Lic. Roberto Zavala Echavarría, lo mandó a Guasave, para ayudarle en las tareas de gobernar a Jesús María Cervantes Atondo y al Lic. Roberto Soltero Acuña, lo dejó como encargado de la presidencia del PRI en Sinaloa. Con ese carácter y siendo Delegado del CEN del PRI, el Senador Juan Sabines Gutiérrez, Don Alfonso encabezó, junto con el Lic. Roberto Soltero Acuña, los festejos del XLVIII aniversario de la fundación del PRI. Luego vendría en marzo de 1975, la Asamblea Estatal Extraordinaria, donde el Lic. Roberto Soltero Acuña, rindió el informe de labores al frente del partido y se elegía una nueva dirigencia partidista, encabezada por el Lic. César Alfredo López García y el Lic. Roberto Soltero Acuña.

    Fueron presidentes municipales con Don Alfonso: el Lic. Óscar Monzón Molina y el Dr. Óscar Aguilar Pereira en el municipio de Ahome; En Guasave: Jesús María Cervantes Atondo y Otón Mena Camacho; en Salvador Alvarado, Efrén Gallardo Fuentes y el Prof. Regino López Acosta; en Culiacán: el Lic. Fortunato Álvarez Castro y el Lic. Jorge Julián Chávez Castro, mientras que en Mazatlán lo fueron: Rafael Tirado Canizales y Raúl Ledón Márquez.

    El día 1 de mayo de 1976, el gobernador del estado había invitado al Comandante de la IX Zona Militar, el Gral. Ricardo Cervantes García Rojas, para que lo acompañase en los festejos del Día del Trabajo. Ya para despedirse, el General le hizo una invitación a Don Alfonso para que lo visitara en las instalaciones del Cuartel General Ramón F. Iturbe, a lo que Calderón accedió y le dijo, ahí nos vemos mi general. El gobernador se hizo acompañar de su secretario particular, el Lic. Samuel Escobosa Barraza, del Director de Gobernación, el Lic. Calderón Ojeda y del Procurador de Justicia, Lic. Amado Estrada Rodríguez.

    Cuando llegaron al despacho del General, este les ofreció café y galletitas. El tiempo transcurrió rápidamente y cuando el gobernador y su comitiva quisieron retirarse,  el General los atajó diciéndole, “ usted no se puede retirar todavía señor Gobernador”, antes quisiera tratar un asunto muy delicado, referido al asesinato del Mayor Gustavo Sámano. El Comandante militar tenía la sospecha de que miembros de la Policía Judicial del Estado y algunos integrantes de la guardia personal de Don Alfonso estaban involucrados en el artero crimen del Mayor Sámano. Ya para entonces, el Lic. Calderón Ojeda había logrado salir de la IX Zona Militar, argumentando que tenía que atender un conflicto agrario. Se sabe que efectivamente un pelotón de soldados llegó hasta donde estaba estacionado el convoy del Gobernador y tomaron prisioneros a varias personas y ya nunca más se supo de su paradero. Finalmente el General, dejó que el Gobernador y su gente abandonaran el cuartel militar.

    Obviamente, el Gobernador Calderón Velarde se quejó con el Secretario de Gobernación, el Lic. Mario Moya Palencia por la forma en que tratado por el General y luego se dieron los cambios en la Comandancia de la IX Zona Militar y se designó al Gral. Alberto Quintanar López, con quien tampoco Don Alfonso hizo buenas relaciones. El 13 de febrero de 1978, el periodista Roberto Martínez Montenegro, fue acribillado. Se sabe que el occiso trabajaba también para Carlos Aguilar Garza, Jefe de la Campaña contra el Narcotráfico en Sinaloa. En relación a los hechos, el Gral. Alberto Quintanar declaró a los medios que “ ya pasaron los tiempos de la impunidad en todos sus órdenes”. Luego serían detenidos tres agentes de la Dirección Federal de Seguridad, entre ellos Víctor Gómez Vidal y el abogado Jesús Michel Jacobo.

    De todo esto se armó una trama en la que se quiso inculpar al gobierno de Calderón Velarde, de tener vinculación con el homicidio de Martínez Montenegro. Días después y con visible muestras de tortura, fueron puestos en libertad, mientras que la osadía del Gral. Quintanar fue más allá al pretender allanar la Casa de Gobierno. Advertido Don Alfonso de tal pretensión por parte del comandante militar, esa noche no durmió en Casa de Gobierno y fue el Lic. Marco Antonio Arroyo Camberos, quien cuestionó al militar diciéndole ¿ Que hace usted aquí mi general? La respuesta fue tajante, “cumplo órdenes” a lo que repuso el Secretario General de Gobierno, “órdenes mal dadas mi general y usted no está obligado a cumplirlas”. “Ahí esta el teléfono. Comuníquese con sus superiores y espere instrucciones”. El Gral. Quintanar ya no llamó y procedió a retirarse de la Casa de Gobierno.

    Don Alfonso se quejó del atropello con Don Fidel Velásquez  y finalmente se giraron instrucciones en la SEDENA, para el relevo del Gral. Quintanar. Luego vendría a Culiacán, Nazar Haro, quien  convocó a conferencia de prensa, para informar que “había recibido la orden de investigar la muerte de un periodista, no de un delincuente como había resultado ser Martínez Montenegro, quien según la investigación, respondía al nombre de Carlos Humberto Ruiz Pérez, por lo que se trataba de un delito del fuero común, que sería investigado por la procuraduría del estado de Sinaloa”. Así terminó el conflicto y Calderón pudo seguir gobernando en paz.

    La segunda legislatura del Congreso del Estado, de 1977 a 1980, estuvo integrada por los diputados: Cruz Acosta Sarmiento, Miguel Ahumada Cortés, Jesús Báez Valenzuela, Samuel Escobosa Barraza, quien era además, el Presidente de la Gran Comisión de la Cámara de Diputados; José Félix Bustamante, Arturo García Loya, Francisco Gaxiola Montoya, Ascensión González Montenegro, Manuel Hernández Ibarra, Juan Manuel Inzunza Lara, Quinto Jaime Ezquerra, María Esther Lizárraga Galindo, Feliciano López Soto,Telésforo Michel Soto, Rómulo Padilla Astorga, Silvestre Pérez Lorenz, Homobono Rosas Rodríguez, Álvaro Tejeda Osuna y Emilio Toledo Lizárraga.

    Don Alfonso G. Calderón, fue un gobernador que se preocupó por los habitantes de los altos de Sinaloa. Cada fin de semana, emprendía giras de trabajo por los municipios alteños, en compañía de funcionarios locales y federales. Mantuvo en conservación los caminos vecinales y llevó el agua potable y la electrificación a los poblados de la sierra. La política en materia agraria dirigida por el Presidente Luis Echeverría, llevó a Don Alfonso a tratar de conciliar los intereses de quienes se pretendía afectar la tierra y la intención de los núcleos ejidales solicitantes de tierra, que tenían resoluciones dotatorias de tierra.

    En ese contexto, el gobierno de Don Alfonso enfrentó la embestida los agricultores, quienes lo acusaban de ser el propiciador de las invasiones de tierras. En realidad eran programas de la Reforma Agraria y era lógico que los agricultores tratasen de defender su patrimonio, aunque a criterio de las autoridades, sobrepasaban los límites de la pequeña propiedad. Como decía el Secretario General de Gobierno Marco Antonio Arroyo Camberos, se trataba de disputas de “ocupaciones controvertidas”. Por el lado de los agricultores, hicieron una férrea defensa de las tierras, Lauro Díaz Castro, Jaime Quinto Esquerra, Manuel J. Clouthier y Manuel Tarriba Rojo.

    Se puede decir a la distancia que Celestino Salcedo Monteón y su gente ya estaban listos para venir a Sinaloa, para efectuar los trabajos de localización de predios para ser afectados, más sin embargo la actitud conciliatoria del gobierno de Don Alfonso, logró acuerdos con el Presidente de CAADES, Lauro Díaz Castro. Se sabe que los agricultores ofrecían al gobierno federal cerca de 9 mil hectáreas, a lo que Don Alfonso, se opuso y le dijo a Lauro, que sean trece mil quinientas hectáreas y buscamos un acuerdo con la autoridad federal. Los agricultores aceptaron y así se evitó la destrucción del campo en Sinaloa. Luego el gobernador Calderón se comunicó telefónicamente con el Presidente Echeverría y  le puso al tanto del acuerdo.

    Durante la campaña presidencial del Lic. José López Portillo en 1976, Don Alfonso G. Calderón quedó muy decepcionado de la dirigencia estatal del PRI, pues su presidente, el Lic. César Alfredo López García, había fallado en la preparación de los actos políticos de Mazatlán. El evento de Olas Altas fue muy deslucido y ante la  ausencia de la propaganda, Don Antonio Toledo Corro, a patadas abrió las puertas del PRI municipal donde estaba almacenada la propaganda y ordenó que la sacaran y la distribuyeran. Luego vendrían los actos en Copala y en la cabecera municipal de Concordia, donde López Portillo fue recibido con mucho entusiasmo y alegría. En la noche previa de la visita a Concordia, el Lic. Roberto Soltero Acuña, fue enviado como representante personal del gobernador para hacerse cargo de la recepción. El Gobernador tenía otro semblante cuando llegó a la antigua Villa de San Sebastián, pues prácticamente el pueblo estaba abarrotado con grupos de todas las sindicaturas del municipio sierreño.

    Cuando llegó el candidato presidencial a la Villa de Cósala, Don Alfonso le dio la bienvenida y le dijo que su gobierno había hecho muchos beneficios para Cósala, ya que antes ningún gobernador se había preocupado por los municipios alteños. Ante esa afirmación, Don Leopoldo Sánchez Celis que estaba presente, pidió el uso de la voz al dirigente nacional del Partido, el Lic. Porfirio Muñoz Ledo. Una vez que se la concedieron, Sánchez Celis, le dijo al candidato presidencial que no era cierto lo que había afirmado el gobernador Calderón, pues la carretera de comunica a la Villa con la carretera internacional, había sido construida durante su gestión. Ante ello, intervino el Lic. López Portillo y dijo “ pelillos a la mar” vengan y dense un abrazo”. Sánchez Celis y Don Alfonso jamás volvieron a dirigirse la palabra.

    Don Alfonso se propuso construir un palacio de gobierno nuevo y para ello, expropió terrenos aledaños a la estación del ferrocarril y buscó reacomodo de las familias afectadas en la Colonia Ejidal. El nuevo Palacio de Gobierno luce majestuoso en el Centro Sinaloa, que fue completamente urbanizado y hoy es asiento de múltiples negocios que operan ahí. Fue inaugurado por el Presidente José López Portillo, el 13 de septiembre de 1980. También construyó las modernas instalaciones de DIFOCUR en el terreno que albergaba a la antigua penitenciaría del estado. En las cabeceras municipales, fueron construidas las sedes del Gobierno del Estado, para albergar a todas las oficinas que estaban dispersas.

    A los pocos día días de iniciado el gobierno de Calderón, “se inició entre funcionarios de la Universidad y funcionarios del gobierno estatal, la revisión de los acontecimientos que confrontaron a ambas instituciones y después de ello, se pactó el nuevo camino a seguir. La administración de la Universidad cumpliría su cometido académico, docente y de investigación, con criterios libres, universales, sin inclinación o partidismo ideológico y político a favor de grupo o tendencia ideológica alguna”. Por su parte, el gobernador Calderón se comprometía a “ que su gobierno respetaría irrestrictamente la autonomía universitaria, a las autoridades y liderazgos reconocidos por esta comunidad y al mismo tiempo, apoyaría con todos los recursos a su alcance los programas que pondrían en marcha, las autoridades universitarias”. Luego vendría la audiencia con el Presidente José López Portillo, donde asistieron el Gobernador  Calderón Velarde, acompañado de algunos de sus funcionarios y autoridades universitarias, encabezadas por el rector Eduardo Franco, donde le expusieron al presidente, los acuerdos alcanzados entre la Universidad y el Gobierno de Sinaloa.

    Al término de su gobierno, Don Alfonso se reintegró a las tareas obreras en la Confederación de Trabajadores de México y en la campaña presidencial de Miguel de la Madrid, participó como representante de la CTM, acompañando al candidato presidencial. Una vez instalado el gobierno, fue designado Subsecretario de Pesca. Falleció un 14 de abril de 1990 en un poblado del municipio de Sinaloa y fue enterrado en el panteón municipal de Los Mochis, al pie del cerro de la Memoria.

    Comentarios