AMLO y su laberinto

    Foto: Archivo.

    Los escenarios que se han configurado para la sociedad y el gobierno de México, es una crisis muy parecida a la de los años ochenta, por allá con Miguel de la Madrid, con una crisis inacabable que procedía de los excesos de Luis Echeverría y José López Portillo, bajo un contexto internacional de decadencia del militarismo político, creyendo por unos, por otros y por los demás que las soluciones estaban en la fuerza de las armas, y surgió como una voz en el desierto la propuesta del nuevo presidente de la Unión Soviética, Mijaíl Gorbachov, con su perestroika y glasnot, que proponían la liberación del mundo bipolar bajo el impulso de la democratización de los países, empezando por la “madre patria” rusa, como prolegómeno de lo que sería la caída del “Muro de Berlín”, el fin de la “Guerra Fría” y el nuevo mundo que desencadenó.

    Los años ochenta fue una década muy dura para México con el fin del “milagro mexicano” y la política económica estatista del decadente entonces régimen priista, donde el país ya no tenía referentes ni horizontes, parecía que el mundo se acababa, cuando surgió la economía de mercado con Salinas de Gortari y al mismo tiempo también un nuevo modelo político.

    Hoy, a la distancia, podemos valorar que la economía del país se fue de un extremo a otro, de una economía de Estado, a una de libre mercado, sin ningún control ni regulación del Estado, como el péndulo del reloj.

    Y bajo esa lógica, durante cinco sexenios, se produjo una desigual economía, tanto que multimillonarios empezaron a figurar en la élite de ricos del mundo, incluso llegamos a ocupar el primer lugar, con Carlos Slim, al mismo tiempo la pobreza se hizo endémica y no dejó lugar sin ese flagelo, tanto que hoy en día esa desigualdad y esa pobreza resultan los problemas estratégicos para cualquier salida hacia adelante del país.

    Por ello, no es incorrecto que el gobierno de AMLO piense en la solución a esos problemas cruciales, lo incorrecto está, como en los años ochenta, que todos creían, del lado que fuera, que las armas resolverían los conflictos de naciones y sociedades, ahora AMLO y toda la 4T creen que darle vuelta a la rueda de la historia para atrás, con la vieja economía de estado en un mundo global y abierto, es su mayor error por creer que las fuerzas que desata el libre mercado son controlables, y lo peor, posibles de someter, al extremo de creer que la democracia, la legalidad y la transparencia son obstáculos a los que hay que someter y, de ser necesario, derribar.

    Pretender ponerte un zapato del 6 cuando calzas del 8 puede que logres dos cosas: Destruir el zapato y lesionarte. AMLO no ha entendido la lógica del neoliberalismo en la época del desarrollo científico y tecnológico más gigantesco que ha alcanzado la humanidad.

    Este fenómeno ha convertido a la economía neoliberal en un mundo sin control, sin certezas de nada, que no queda más que hacer todos los esfuerzos políticos por atrapar oportunidades, pretender frenarlo y destruirlo es una guerra contra molinos de viento, inútil por el lado que se le mire.

    Está bien la contención de AMLO y la 4T a la pobreza destinando recursos a los programas sociales, ese es su acierto, pero su error radica en no sumar las fuerzas de una nación, buscando en todo momento la división, que no es suma y si es resta.

    Hoy convocó a algunos empresarios para adoptar medidas antinflacionarias, pero solo fueron unos cuantos, un solo sector, un solo tema, cuando el país vive todas las crisis, no solo la inflación y con casi todos vive en reyerta permanente. Así no se puede tapar y menos detener la debacle que amenaza al país, por eso cada día acumula un conflicto más que parece bola de nieve.

    La vida del planeta sigue su curso y si AMLO sigue pretendiendo un país al marguen de ese curso, y no se acomoda lo mejor que pueda, podemos quedar como el que pretendía atrapar aviones desde la azotea, y lo que es peor, sin perspectivas a corto plazo.

    Comentarios