El tiempo se agota para los partidos, pero en especial para los políticos que aspiran a despachar desde tercer piso de Palacio de Gobierno; a suceder a Quirino Ordaz.
Como lo hemos dicho en otras ocasiones, la carrera por la gubernatura está acelerada. Legalmente, el 23 de diciembre los partidos ya deberán tener a sus precandidatos. En términos reales faltan tres meses, pero en términos prácticos, es muy poco.
Si bien muchos han levantado la mano para estar visibles de la opinión pública y de los medios de comunicación, en términos concretos no hay nada para nadie, y eso lo saben. Todo ese proselitismo que han hecho no funciona, cuando sabemos que los partidos eligen de última hora y la decisión es de cúpula.
En los ‘apuntados’, la lista es larga (orden alfabético).
Aarón Irízar guarda los tiempos y espera. Gerardo Vargas le apuesta a Morena. Héctor Melesio Cuen, cree en su estructura. Imelda Castro, le falta camino por recorrer. Jesús Valdés, no ha parado ni un segundo. Jesús Vizcarra lo ven muy ocupado en sus negocios, (luego de regresar a dirigir Sukarne). Rubén Rocha espera la bendición del presidente. Sergio Torres le dieron un “estate quieto”. Mario Zamora, le falta mucho regionalismo.
A la lista hay que sumarle al Partido Acción Nacional, PT y la ‘chiquillada’, pero ahí no se ve claro todavía, por lo que no se descartan alianzas con PRI y Morena.
¿Y el tapado? Ese yo creo que pocos saben quién es, pero estamos seguros de que ya están pensando en él en Tercer Piso. Tenemos nuestras cartas. ¿Usted qué piensa?
Pandemia sin fin.
Hablar de muertos por Covid-19 a través de las cifras que comparten las autoridades federales y estatales, es hablar con frialdad. La conferencia desde Palacio Nacional se ha convertido en algo monótono e insensible. Todos los días Hugo López-Gatell, José Luis Alomía y Ricardo Cortés nos hablan de los muertos como si fueran cosas o simplemente estadística.
Esta política de comunicación ha provocado que el dolor se normalice y como si perder amigos, tíos, abuelos, padres o hasta hijos, sea normal. Sin duda la cifra de más de 70 mil muertos no es sólo responsabilidad de mucha población descuidada, sino de las autoridades, que a falta de medidas drásticas desde antes que el primer contagio se presentara (27 de febrero), el problema se desbordó. Con todo y no le gusten las comparaciones a López-Gatell, podemos enumerar muchos países que realmente tomaron en serio el trato de la pandemia. No hubo medias tintas y las medidas fueron drásticas. Ahí están Israel, Nueva Zelanda, Japón, Hong Kong, Australia, Vietnam. ¿Quieren más?
Funcionario que no brilla.
El subsecretario de Gobierno, Joel Bouciéguez, se ha convertido en un funcionario que no ha brillado por luz propia. Recordemos que su reacomodo se debió a la separación de Marco Antonio Osuna hace un año, quien se estaba muestreando mucho políticamente y a hubo a quienes ya no les gustó, razón por la que fue puesto el notario público.
Cuando el mazatleco, por cierto amigo personal del gobernador Quirino, salió de la presidencia municipal de Mazatlán, se quedó desempleado, políticamente hablando, razón la que fue llamado a ocupar una silla en el segundo piso.
Bouciéguez ha sido es un servidor público que se ha mantenido oculto de los medios, y sin brillar de su quehacer como operador. Un trabajo gris. Al funcionario que le fue encomendado la organización de las actividades para el Día del Grito de Independencia, donde se esperan a 500 invitados, ha ocultado los detalles del evento como si se tratara un “golpe de estado”. Tres años de alcalde no le valieron para saber que es servidor público y lo que hace es público. ¿O qué esconde?
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