La Economía que viene

    Los escenarios económicos para 2019 no son alentadores y amenazan a México. La guerra comercial entre China y Estados Unidos ha logrado preocupar bastante a los mercados y los organismos internacionales ya han proyectado una caída del PIB mundial en caso de que dicho conflicto entre las dos superpotencias se agrave.

    Para México, no es una señal positiva que los mercados hayan estado bajo la incertidumbre de las decisiones de la administración federal entrante. Tan solo en las semanas previas a la Toma de Protesta del presidente Andrés Manuel López Obrador, el peso se depreció más que en todo el año y la Bolsa de Valores a través del IPC se encontraba en una espectacular caída, porcentualmente similar a la de 2008, escenario de la recesión económica mundial.

    ¿Es necesario ser alarmistas? Difícil decirlo ante el hecho de que la cancelación del NAICM, el proceso de recompra de los bonos de Texcoco y el desprecio con el que está jugando a la economía el presidente López.

    La cerrazón de éste sobre el tema del aeropuerto ha contaminado la calificación de deuda de los bonos mexicanos y en el proceso, los famosos fondos buitres ya están listos para presionar el pago de dichos bonos en caso de incumplimiento.

    La estrategia de recompra anunciada por el secretario Urzúa por 1 mil 800 millones de dólares parece una medida desesperada para evitar los litigios que habrán de venir con esta decisión. Vemos pues, que el nuevo gobierno carece de brújula para entender las circunstancias económicas actuales.

    Y, si de arbitrariedades y caprichos hablamos, lo de la refinería parece un fracaso anunciado. México canceló las rondas petroleras, que no eran sino licitaciones internacionales para asignar una importante cantidad de tierras para la extracción de gas natural. Esta cancelación elevará el nivel de riesgo de deuda de Pemex, haciendo más volátil su situación financiera y potencialmente afectando a la deuda del Gobierno Federal.

    En ese entorno, el presidente López anuncia un nuevo Plan Nacional de Refinación, en el que plantea la remodelación y “modernización” de las 6 refinerías actuales y la construcción de una nueva, ubicada en Dos Bocas, Veracruz.

    A golpe de vista parece romántico y hasta nacionalista este plan de hacernos autosuficientes en producción de combustibles. Sin embargo, las razones técnicas son complejas. El Gobierno se hará cargo de una empresa costosa, con refinerías que no pueden procesar petróleo pesado, que es el que extraemos. Y la construcción de una nueva, ha suscitado mucha polémica entre los grupos técnicos encargados, estableciendo que no podrá estar lista en tres años como anunció el Presidente y cuya capacidad de procesamiento apenas e influirá en satisfacer la alta demanda que el país tendrá en los próximos años.

    Los datos son duros. La producción mexicana de petróleo ha ido a la baja, en gran medida por que el yacimiento más grande de nuestra historia, Cantarell, ha sido explotado casi en su totalidad. Pero la culpa para el presidente es de la reforma energética, aunque no explica con claridad el por qué.

    Dice el presidente que “no es que falte dinero, es que ha sobrado corrupción”. Pues bien, a ciencia cierta nadie sabe qué hará con el actual dirigente del sindicato petrolero, Romero Deschamps, mientras que por otro lado ha anunciado el no perseguir ningún acto de corrupción y hacer “borrón y cuenta nueva”.

    Lo que parece claro es que, en economía, Andrés Manuel López Obrador no ofrece soluciones. Nos da aplazamientos, señales encontradas, desprecio a los mercados y pura ideología moral. Esperemos que el Presupuesto de Egresos 2019 nos brinde mayor claridad para entender si tenemos o no un plan contingente para enfrentar los duros escenarios que se avecinan.

    Apéndice.

    Cuando Enrique Peña Nieto confundió a Carlos Fuentes con Enrique Krauze y al libro del primero “La Silla del águila” con el del segundo, titulado “La Presidencia Imperial”, todos en este país nos indignamos y nos burlamos.

    Andrés Manuel López Obrador citó mal recientemente a Mario Puzo y su monumental obra “El Padrino”, diciendo que Don Corleone mandaba a sus hijos a estudiar al extranjero para aprender “malas mañas”. Jamás en la obra referida, el personaje principal mandó al extranjero a sus hijos a estudiar. Y dos, nos revela el desdén que tiene el presidente por aquellos que han estudiado en otros países. Ese es su concepto de educación.

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