Son ya más de cinco comunidades del municipio de Mocorito, por allá por los rumbos de la comunidad de Cerro Agudo, las que carecen de agua potable en un 90%, colocándose al borde del desabasto absoluto, reclaman que el gobierno federal y estatal, atiendan con urgencia esta contingencia, con el riesgo que se extienda mas y mas un episodio dramático para las poblaciones.
Desde hace ya 25 años, los periodos de estío y sequia, particularmente en las zonas serranas (diez municipios en el estado) son cada vez mas frecuentes, después de que azoto el fenómeno del niño en 1999, cada año cientos de comunidades serranas sufren la sequia y el abasto de agua se resuelve con medidas extremas de acarreos en pipas y tratar de mantener los depósitos de agua racionados para consumo humano y animal.
La recurrencia de la sequia ya es una constante y cada vez con efectos de mayores estragos, que se sabe por todos son consecuencias del cambio climático, cuestión que hasta ahora ningún gobierno ha querido ver con un enfoque global.
En el año 2000, el entonces gobernador Juan S. Millán, avizoro los tiempos por venir y desde entonces, propuso la construcción de mil represas en la semisierra y algunos cajones orográficos en la sierra para construir pequeñas presas, con el propósito de alimentar los mantos friáticos y satisfacer la demanda de agua potable y agua para el ganado, propuesta que se planteo para construirlos todas esas pequeñas obras hidráulicas en diez años, programas y propósito que muy pronto se olvido, por que el clima y las lluvias volvieron a la relativa normalidad, olvidando el origen y carácter de los fenómenos climáticos de el niño y la niña.
Diez municipios serranos sufren ahorita la incidencia del calor, la sed y las carencias, para Mocorito es un caso muy especial.
Desde que es Mocorito, en la vieja mina del magistral, la mina de oro que se abrió por allá en la segunda mitad del siglo XIX, se instalo a principios del siglo XX la minera canadiense “la panguea”, la que le volvió a dar vida a la región de Bacamopa, Tabalopa, Santa Rosalia y otros pequeños poblados y que alcanzo una producción anual superior a los mil kilos de oro, también ha tenido un costo para Mocorito y más tarde lo tendrá para angostura y salvador Alvarado.
¿Cuál ha sido este costo? La sobreexplotación de los mantos freáticos y la contaminación de los mismos. ¿Cómo ha ocurrido este daño? Pues con la extracción profunda para lavar la piedra molida de los cerros que se destruye, utilizando al mismo tiempo toneladas de arsénico que produce “jales” o lixiviados, como usted le quiera llamar que han contaminado los lechos de los arroyos y poco a poco los mantos freáticos subterráneos.
Así, el panorama de la flora y la fauna se ha mutado en poco más de 15 años al extremo que han desaparecido, grandes árboles que habían vivido algunos por más de cien años.
Hoy, la región de cerro agudo, que denuncia la regidora del PRD, Veneranda López Espinoza, es una tragedia en todo el municipio, donde no se ha querido ver por nadie, la muerte lenta que se está desarrollando en la región.
Si, falta agua, pero nadie ha revisado el agua que cada vez acumula más arsénico y que muchos no saben que van a morir, pero llegara “la peste del oro” que mas tarde alcanzara a guamúchil y los pueblos de angostura.