La sesión del jueves 21 de febrero pasado, en la Cámara de Senadores, fue de mero trámite. Ya se tenía un acuerdo desde la noche previa para sacar adelante el proyecto de creación de la Guardia Nacional. Horas antes, el Presidente de la Junta de Coordinación Política de la Cámara de Senadores, Ricardo Monreal, llegaba a acuerdos con el bloque opositor integrado por el PAN, PRI, PRD y MC. El bloque opositor no cedía en la “exigencia de que el nuevo cuerpo de seguridad fuera una institución civil y rechazaba la Junta de Jefes de Estado Mayor”, mientras que el coordinador de los senadores de Morena, Ricardo Monreal, y los enviados del Ejecutivo, la Secretaría de Gobernación, la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, así como la Secretaría de la Defensa, insistían en que no servía de nada una “Guardia Nacional sin disciplina militar”.
Con la negociación a punto de romperse, surgió una idea del equipo que apostaba por la Guardia Nacional militar: tendría mando civil, pero el texto no descartaría a los militares en retiro. El Presidente Andrés Manuel López Obrador, había afirmado en la conferencia mañanera que la Guardia Nacional, debe tener un mando militar, por lo que advirtió a “los legisladores que no aceptará leyes que no resuelvan el problema o solo simulen”. Durante la sesión del jueves en la Cámara de Senadores, las bancadas de los partidos políticos fijaron su postura. Cuando le tocó el turno al PRI, la senadora Claudia Ruiz Massieu, dijo que “Hicimos política no para una persona, sino para México. Entendimos que no estamos legislando sólo para el Presidente de la República, sino para los soldados y marinos, para los policías honestos y comprometidos, para las víctimas y para las familias asoladas por la delincuencia, para todos los mexicanos. La razón principal de nuestro respaldo es simple, pero al mismo tiempo fundamental: este dictamen refuerza la naturaleza civil de la Guardia Nacional y evita la constitucionalización de la seguridad pública militarizada”.
“No estamos aprobando la reedición de otras instituciones policiales, sino la constitución de un cuerpo de seguridad novedoso: respetuoso de los derechos humanos, con perspectiva de género, complementario a las policías locales y sujeto al control y la jurisdicción del ámbito civil.
Se fortalecieron los mecanismos de control parlamentario, pues esta Soberanía tendrá la facultad de analizar y aprobar la Estrategia Nacional de Seguridad y el informe de actividades de la Guardia Nacional”. El dictamen incluyó ocho modificaciones centrales respecto al documento que se recibió de la Cámara de Diputados, entre las que destacan la temporalidad de cinco años de la presencia del Ejército en las calles, la relación interinstitucional de las Secretarías de Seguridad Pública, de Defensa Nacional y de Marina, la supresión de la Junta de Jefes de Estado Mayor y la adscripción civil.
Después de las intervenciones, se pasó al proceso de votación, teniendo como resultado 127 votos a favor de los senadores presentes. Así lo expresó el Presidente de la Cámara Martí Batres, quien dijo “ En consecuencia, con el voto a favor de todas las senadoras y de todos los senadores presentes, quedan aprobados en lo general y en lo particular, los artículos 16, 21, 31,36, 73, 76, 78, 89 y los transitorios Primero, Segundo, Tercero y Cuarto contenidos en el dictamen con las modificaciones autorizadas por esta asamblea. Está aprobado en lo general y en lo particular el proyecto de decreto por el que se reforman, adicionan y derogan diversas disposiciones de la Constitución Política de los estados Unidos Mexicanos, en materia de Guardia Nacional. Se devuelve con sus modificaciones a la Cámara de Diputados, para sus efectos constitucionales”.
Al día siguiente, durante la conferencia mañanera en Palacio Nacional, el Presidente López Obrador se “dijo satisfecho con la aprobación en el Senado de la reforma constitucional para crear la Guardia Nacional, que contará con el apoyo de las fuerzas armadas, que ahora tendrán un marco legal para garantizar paz y tranquilidad en el país”. El Presidente extendió “un reconocimiento a los senadores de todos los partidos y calificó a la aprobación, como un hecho trascendente, porque fue un apoyo unánime”. Destacó también el Presidente López Obrador, que en “la reforma se da en una etapa de cambios, de separación de poderes y de democratización” y confió en que se apruebe también en la Cámara de Diputados en los mismo términos, por mayoría calificada como establece la ley y que pase a los estados para su aprobación.
Con la aprobación de la Guardia Nacional, se dio cumplimiento a los Tratados Internacionales firmados por el Estado Mexicano y se fortalecen las policías estatales y municipales y se le otorga al Estado Mexicano las herramientas para combatir la inseguridad. Los estados y los municipios tendrán que esforzarse para preparar más y mejor a sus cuerpos policíacos y los miembros del Ejército tendrán un plazo de cinco años, para regresar a sus cuarteles. Atrás quedaron las visiones encontradas entre el Presidente López Obrador y los legisladores, quienes lograron ponerse de acuerdo en beneficio de la nación y de la sociedad.